Hoy empiezo las clases, quiero que todo sea perfecto. Me he levantado más temprano de lo habitual, he hecho mi maquillaje, incluso me he esforzado haciendo las rayas. Estoy muy entusiasmada, seguramente voy a llevar una vida diferente aquí, pero al mismo tiempo tengo la sensación de que pueda pasar algo, no sé si es un sexto sentido. ¡Venga ya! – me reproché a mi misma. En serio, tengo que llamar a mi terapeuta. Definitivamente me comporto como si fuera loca.
– Algún día te robarán y te matarán – gritó Rebeca. – No es Polonia, pues te recomiendo que cierres la puerta – añadió.
– Ya, seguro que alguien querrá robarme. La única persona que sabe donde vivo se sitúa enfrente de mí, entonces ten cuidado, porque serías la única sospechosa – le dijo con una sonrisa.
– Y no te olvides de Nicolás, él también sabe donde vives. Todavía no me has contado que pasa entre vosotros, tía.
– ¿Entre nosotros? Sin duda no me gusta nada este chico y es todo. No tengo nada más que decir y, por favor, no hables más sobre este carajo. Vamos, no quiero llegar tarde el primer día. – le informé.
***
Salimos de casa y subí al coche. Después de un rato Rebe se incorporó a la carretera. Cabalgamos en un silencio total. Cada una absorbida en sus pensamientos. La chica me miró y preguntó – ¿Qué pasa nena? ¿Todo bien?
– La verdad es que estoy estresada y echo de menos a mi madre. – dijo sinceramente.
– Escúchame, entiendo perfectamente que extrañas a tu madre, pero ella siempre estará contigo. No nos conocemos desde hace mucho tiempo, pero en aquel momento, en el aeropuerto vi una chica fuerte. Yo en tu lugar probablemente lloraría y no sabría qué hacer. No te digo que siempre todo estará bien y sin complicaciones, pero la vida es así. Si te rodeas de buena gente, como yo por ejemplo, será fácil – terminó su discurso sonriendo. – Venga, no te pongas triste. Mejor, cuéntame sobre tus asignaturas, ¿vale?
En aquel momento le estaba muy agradecida por sus palabras. Quizá solo quisiera ser amable conmigo pero le salió. Dejé de analizar y empezamos la conversación. Dentro de más o menos 20 minutos aparcó el coche.
– Laura, ahora tengo Derecho Nacional y después tengo pausa. ¿Y tú? – preguntó.
– Empiezo con el Español de América Latina, y luego tengo 30 minutos de pausa entre las siguientes clases. ¿Podemos comer algo?
– Vale, nos vemos aca. Y recuerda, en cualquier caso, escríbeme. Chao!
***
Me dirigí a mis clases sin ningún problema, durante el finde Rebe me llevó a la facultad y me mostró dónde están mis salas y tal. Me gusta estar preparada, soy un poco pedante, pero no quiero sentirme perdida, por eso, cuando volvimos pasé 2 horas estudiando mi horario, planificando todo. Soy de este tipo de personas.
Cuando me metí enfrente del aula, vi una muchedumbre de gente hablando, gritando y sonriendo. Estaba escribiendo a mi abuela para informarle de que empiezo las clases y cuando terminen, le llamaré. Después de un momento, el profe salió del aula y nos invitó. – Pasen, pasen, adelante – comunicó. Justo cuando quería entrar en la sala, me di cuenta que alguien había tirado del codo y vi a una chica muy enfadada. ¿Qué le pasa? No me metí en la cola, pues…
– ¿Perdona? – dije a una chica.
– Alejá de mi novio. Vos aconsejás – me murmuró la chica con el acento argentino muy fuerte.
– ¿Qué? Perdona, pero te has equivocado, no te conozco. Incluso no conozco a tu novio, justo me mudé aquí.
– Me la suda lo que vos decís, no querés que sea vos enemiga, pues dejás a Nicolás en paz. Si no, vos haré un infierno acá. Pensálo. – añadió y entró a la clase.
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